viernes, 6 de mayo de 2016

Desfila la Casa Chanel en La Habana

Por Maritza Barranco


La Habana/Corresponsal.- Es un  verdadero suceso lo que pasó en Cuba esta semana con la visitaa de la Casa Chanel de Francia a La Habana
 Banderas blancas surcaron el  espacio intangible del aire que inunda la capital, que hasta ahora solo tenía como hecho relevantes carteles con la palabra  BLOQUEO, pero Chanel  debutó en la capital cubana y el  escenario no podía ser más espectacular: El Paseo del Prado.
     Han bajado a mi Habana destellos de todas las gamas: azules lisos, verdes contrastantes, el negro imponiendo elegancia con la fuerza del blanco que parece un tono menor, pero exalta el concepto Paz algo que tanto necesita la gente.
     !Cuánto me ha gustado este regalo! Sinceramente creo que este desfile  no era sólo para seres "chic"  que viajan en aviones privados, esto ha sido una "MEGA PASARELA"  que marca el fin del silencio que invisibilidad nuestra vida en la Isla. 
     Cierto que nos hicimos médicos, enfermera, ingenieros, periodistas sin entallar nada de la "moda mundial" pero si tenemos pasarela, si las artes nos posibilitan comer, vivir y reir, entonces seremos seres más soñadores y más completos.
     No importa si al público le gusta o no. No importa si puedes ir al teatro Karl Marx con aquel chaquetón de líneas brillantes, ante tanta magnificencia qué importa lo que pienses tú o yo: es Chanel la mega de la moda, del buen vestir.
    Alguna tarja inscribirá el hecho y yo recordaré además que en este mismo lugar  mi hija Yanet soltó sus sueños  -hace más de 40 años- cuando dejó volar un papalote de papel.
    Los medios nacionales han hecho "mutis" de un hecho que trascienden quieran o no las autoridades. Me hubiese gustado ver algo de lo que pasó después con la fiesta tipo ranchón con tipicidades artísticas. Me hubieran gustado saber más y pienso que el pueblo en general
también  quería hacer la fiesta,  más extensiva al callejón popular.
    Me alegro por Cuba, por sus calles, por sus ambientes barrocos y su arquitectura señorial, dónde piedras ancestrales han guardado testimonios del tiempo que la han convertido en un ciudad encantada, húmeda y anhelante.
    Este Prado se vio esplendoroso. Los archivos del Historiador reseñan que al inicio se llamó "Alameda de Extramuros o de Isabel II", por hallarse afuera de las grandes murallas que cercaban la parte  colonial fortificada por los colonizadores. Todo eso forma parte del acervo cultural de la ciudad.
    La Habana llena de contrastes. Una suerte de ambiente parisino ha entrado en la mente y en el corazón de un pueblo "innombrable" el mismo que desbordó la plaza de todas las promesa, la plaza de las banderas rojas y negras, otrora invencibles, ahora símbolo del folklorismo afroantillano. 
    ¿Qué contará mi amiga Soledad, ex-embajadora de Cuba en la UNESCO?. Parecía insustancial-entonces- aquella visita  a la ilustrada casa de Coco Chanel en aquel paseo inolvidable por Paris.
Inimaginable este desfile de telas, diseños, cuerpos atemperados y curvos de pisadas gigantes integradas bajo un concepto que impusiera Gabrielle, la Dama de la moda francesa.
     No faltó la esencia política, hubo espacio para el homenaje. Las boinas, los verdes militares dieron paso a una historia irreversible. Me gusto eso, creo delineó una frontera ideológica que muchos quieren saltar, pero son parte de la gama de todo lo que representa el mundo vivido.
    A la gran Mademoiselle la le hubiera encantado hacer este desfile. Fue una mujer que  revolucionó su época como ahora se han renovado conceptos bajo la buena mano de  Karl Lagerfeld, sello de la casa francesa.
   Pero lo mejor de todo, son los cubanos: disciplinados, contrastantes, guardando en sus celulares el momento del cambio. Gracias Chanel...por el reto de entender la vida, sin límites.